¿Qué la inspira a escribir?

Cada vivencia se convierte en una fuente de inspiración, pero las cosas simples de la vida no dejan de sorprenderme y especialmente de inspirarme. Quizá porque creo que es allí donde reside el verdadero conocimiento, porque allí no hay tanto misterio, lo que es, es. Una sonrisa en el rostro de un anciano desvalido, la mirada inocente de un niño de la calle, son inspiradores en sí mismos, al igual que puede serlo una hoja seca o un trozo de madera tirados en el piso. Una flor silvestre, sin florero ni maceta, gatilla en mí la inspiración y admiración por lo natural y lo genuino.

Las crisis que he vivido me han inspirado también, ellas me han permitido reconocer que todo es lo que vivimos es una oportunidad para reflexionar, para conocernos mejor y aprender a ser mejores.

¿Considera que la historia y el sentimiento hacia su patria, Colombia, se refleja en lo que escribe o escribe sobre temas totalmente diferentes?

Siempre seremos un reflejo de nuestros orígenes, y por ello estaré vaciando a Colombia en mis líneas, inevitablemente. Pues eso somos, un sentimiento eterno y solidario por esa patria hermosa que nos vio nacer.  Siempre seré un pedazo de Colombia, y al llevarla en mi ADN, es inevitable plasmar en mis escritos esa realidad. Respiro su aire en la distancia, siento su ambiente y ese calor de hogar con aroma de café en cada pensamiento que cultivo y en todo cuanto escribo, así no lo concientice todo el tiempo. Somos parte de una cultura, de una historia que ha servido para filtrar nuestras experiencias y nuestro aprendizaje…

¿Cómo describiría su oficio de escritora?

Ser escritora es un privilegio en un mundo de retos y desafíos, es un oficio que se basa en la inspiración que proviene de la experiencia, de la vivencia y de la imaginación. Y ello hace que se genere la magia producida por las ideas y los sentimientos, por los mensajes y los contenidos, generando un resultado inimaginable e irrepetible en cada escrito que se produce.

El escritor es un mago, un testigo, un actor, y un mensajero. Y como tal motiva a otros a establecer contacto con la realidad y con la ilusión al mismo tiempo. Mi oficio como escritora es una manera de ejercer una misión, de entregar mensajes de esperanza, de positivismo y de paz interior a un mundo que necesita encontrar respuestas a su incansable búsqueda.

¿Cuáles son los temas que aborda en su obra?

Escribo acerca del positivismo, del perdón y la sanación en un mundo contaminado por el materialismo y el conflicto de las relaciones consigo mismo y con los demás. Mi objetivo es llevar un mensaje de paz interior al motivar el despertar de la consciencia, para que cada uno asuma su responsabilidad de amar y ser feliz con sabiduría emocional y con claridad de conceptos tales como quiénes somos, a qué vinimos a este mundo, para dónde vamos, cuál es el verdadero propósito de nuestra existencia

¿Cuáles son los nombres y/o obras de los escritores colombianos que le han influenciado tanto en la lectura como en el oficio de escritor?

En mi época escolar, novelas tan maravillosas e inspiradoras como “La María” de Jorge Isaacs y “Cién Años de Soledad” de Gabriel García Márquez, eran materia obligada de estudio en las clases de español y literatura. Aprendimos a elaborar análisis literarios de gran profundidad. El solo hecho de leerlos con la intención del análisis me motivaba a crear escritos cortos que daban vida y a personajes que vivían solamente dos páginas, o a veces diez, para luego desaparecer en las basureras del colegio, pero que alimentaban de todos modos mi creatividad literaria y mi deseo de ser, un día, escritora. Recuerdo que, una vez leída la obra, trabajábamos en desarrollar el tema, el argumento, los personajes principales y secundarios, la trama esencial y transitoria, el realismo de los escenarios y del desenlace, etc. La parte que más me gustaba era presentar mis trabajos ante los demás estudiantes, y sentir la profundidad de la obra como si fuese mía.  Y en esos estudios fluyeron novelas inmortales como “La Marquesa de Yolombó” de Tomás Carrasquilla y “La Vorágine” de José Eustasio Rivera, entre otras.

¿Qué significa para usted el realismo mágico?

Este mundo, tal como lo concebimos, es un escenario donde la magia se confunde con la realidad, y cada ser humano le otorga el realismo que desea y en el cual decide creer. Digo esto porque he aprendido que somos seres espirituales, y que tanto el cuerpo como lo físico son producto de una ilusión que ha de desaparecer inevitablemente. Por lo tanto, esta vida, tal como la vivimos, es solamente un sueño, y en ella se desarrollan eventos que, lejos de ser reales, son también ilusorios y pasajeros. Allí, en el sueño, todo tiene cabida, y terminamos dándole realismo a la magia de una existencia humana temporal y transitoria.

En el aspecto literario, Macondo y el mundo creado por Gabriel García Márquez en su novela magistral “Cien Años de Soledad”, nos llevaron a ese realismo mágico inspirador y profundo, a partir de lo sencillo y de lo insólito.

Desde los dos puntos de vista, el realismo mágico nos lleva a vivir una ilusión en un mundo que parece real, pero que no lo es.

¿Cree que la literatura colombiana es diferente a la de otros países? De ser afirmativa su respuesta, ¿en qué se diferencia?

Cada país tiene un marco cultural único que se basa en su historia, en su sistema de creencias, en su ubicación y en su propio proceso evolutivo.

Colombia tropical, alegre, ha tenido un proceso literario profundo, de arraigo costumbrista y a la vez mágico, que pasó de la conquista a la emancipación, y de la melancolía poética al realismo mágico de García Márquez.  Creo que nuestra ubicación geográfica en un continente tan diverso, el acceso a los dos océanos, la variedad de climas, de paisajes y topografías, nos da la posibilidad de vivenciar una literatura variada y en continuo movimiento, e incluso de conjugar diferentes culturas locales y extranjeras, lo cual ha enriquecido indudablemente nuestro contenido y evolución literarios.

Hay países más cerrados, aislados quizá por su misma ubicación, por su clima más uniforme, o por simplemente no haber estado tan expuestos al mundo exterior, lo cual indudablemente se expresa en una literatura diferente a la nuestra.

A todos, sin embargo, nos une nuestra condición de seres humanos pertenecientes a una sociedad, y como tales tenemos las mismas necesidades, las mismas emociones, los mismos anhelos de ser felices y de no sufrir… Al final, vivimos, creamos, leemos, escribimos desde la esperanza y el amor que a todos nos invade, o desde el dolor y la soledad que nos aprisionan eventualmente durante nuestro caminar. Creo que la literatura trasciende las diferencias y nos une inevitablemente.

¿Qué ha aprendido durante este tiempo dedicado a la literatura?

La literatura es un mundo es maravilloso, fascinante, y requiere de mucho trabajo y dedicación. Requiere aprender a respetar el ritmo de la vida para asir la inspiración en medio de tantos desafíos. He aprendido a escuchar y a respetar a todos los escritores, que de un modo u otro se las arregla para poner al servicio de la humanidad su creatividad y su aprendizaje. Las letras son la mejor manera de dejar un legado, y de permitirnos ser mucho más que un nombre o una historia.

He aprendido también que los libros son un tesoro, y que no son apreciados en su justa valía. Pero, de igual manera, el escritor de vocación, persiste y continúa su trabajo en pos de su maravillosa misión. ¿Qué sería de la humanidad sin el legado literario, sin tener posibilidad de conocer su propia historia y evolución?

Seguiremos aprendiendo… de eso se trata este camino.

¿Cuál es su mensaje como escritora colombiana?

Tengo la certeza de que la paz del mundo empieza en la paz de cada uno. Sin una relación en armonía con uno mismo es muy difícil que haya armonía en la relación con los demás. Colombia es una muestra de ello. Ha buscado de todos modos la tan anhelada paz, y no ha de lograrla si no se produce un cambio individual que genere un cambio colectivo. Cuando tú cambias, tu  mundo cambia, porque la paz es algo que se extiende, se expande inevitablemente desde dentro hacia fuera, no al revés. Por eso, creo que en las letras se encuentra la gran oportunidad de dar lo mejor de nosotros mismos para ofrecer un legado de valores a las nuevas generaciones que han de inspirarse, como nosotros ahora, en esos mensajes que estamos dejando al mundo.

¿Porque considera que es valioso participar en la FILCOL de Miami?

FILCOL nos permite aprender y compartir, actualizarnos e inspirarnos, concentrarnos con nuestros compatriotas en tantos temas importantes y valiosos para todos. Es maravilloso aprender de los escritores que nos visitan, escuchar lo mucho que tienen para decir y compartir, sentir su inspiración de manera directa y real. Invito a todos los residentes de Miami a asistir a FILCOL, allí donde se unen la cultura con la solidaridad de diferentes pueblos para producir una magia literaria sin igual.

Luz Amparo Reyes. Ingeniera Industrial colombiana residente en los Estados Unidos por más de 20 años,  quien, a raíz de una serie de experiencias difíciles que la llevan a una profunda búsqueda espiritual, decide reinventarse y convertirse en Coach de Vida y Espiritual.  En ese caminar se encuentra y dedica al estudio de Un Curso de Milagros, un sistema de entrenamiento mental para desaprender hábitos de pensamiento regidos por el miedo y educar la percepción y la mente hacia el Amor Incondicional.

En el año 2016 publica con gran éxito su primer libro Cómo superar un Triple Salto Mortal: Cáncer, Infidelidad, Divorcio e inicia así un nuevo recorrido como Escritora y como Conferencista en temas de Desarrollo Personal y Espiritual:   “Cambia tus Conceptos: Cambia tu vida”, “Vida con propósito: Amar, Agradecer y Serivir”; “Eres el dueño de tu Paz”; “Reingeniería de Vida: Mente, Cuerpo y Espíritu”,  son algunas de sus conferenicas, presentadas en diversos escenarios de Sur América y de los Estados Unidos.

Actualmente dirige varios grupos de Un Curso de Milagros en West Palm Beach, Davie y Boca Ratón, en un trabajo permanente con la misión de despertar consciencia y promover el pensamiento positivo y la paz interior.

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