¿Qué les inspira a escribir?
El deseo de dar a conocer y plasmar vivencias, especialmente de las mujeres y las familias colombianas de 1950 en adelante son mi fuente de inspiración. Mi mamá tiene 74 años, durante su niñez vivió la violencia colombiana de mitad de siglo y junto a 12 hermanos, vivió en el campo y luego en pueblos del Tolima, Caldas y Quindío. Cada charla con mi mamá y mis tíos me muestra un mundo distinto al que vivo en el día a día en los Estados Unidos. Es un modo diferente de interpretar la vida que me parece fascinante y pienso que debe ser rescatado.
¿Considera que la historia y el sentimiento hacia su patria, Colombia, se refleja en lo que escribe?
Si, utilizo la riqueza de las anécdotas familiares y de personas del pueblo donde vivieron en Colombia mi mamá y su familia por años para traer a la luz historias que deben ser contadas. Yo sí creo que quien no conoce la historia está condenado a repetirla y, por ejemplo, en las historias de horror de mi libro «La Casa de las Veraneras y de los fantasmas» nuestro segundo libro, analizo como la vida de una mujer, sin los medios económicos y la educación necesaria para defenderse, es víctima de leyes injustas y caducas que se utilizaron para juzgarla, quitarle su libertad y separarla de sus hijos. Es una historia que pinta la sociedad del momento.
¿Cómo describiría su oficio de escritor?
Es un oficio creativo y que requiere disciplina, tesón y conocimiento del lenguaje. Yo pienso que todos tenemos uno o más libros dentro de nosotros que deberían salir a la luz. Cada ser humano es un mundo y una interpretación única de su medio y de sus circunstancias. Cuando escribo, sale a la luz, lo que me impactó como persona, lo temas que me interesan y que he investigado, a qué autores y temas he estado expuesta y en general intelectualmente qué temas me interesan. Creo que a escribir se aprende escribiendo. García Márquez decía que no creía en la inspiración si no en un trabajo de ocho horas diarias. Yo estoy de acuerdo con él.
¿Cuáles son los temas que aborda en su obra?
En el libro «La casa de las veraneras y de los fantasmas» incluimos nueve relatos y, con ellos, nueve reflexiones que se generan a propósito de cada una de las historias que se cuentan. Los temas que abordamos son diversos y podría decirse que levantan ampolla. Los nueve temas abordados son: La inmigración; la astrología; la quema de libros; la eutanasia; la venganza y la justicia; el amor, el desamor y la felicidad; las brujas, las lesbianas y el uxoricidio. Este libro es una compilación de historias de ficción, pero que se inspiran en hechos reales que nos impactaron. Por ejemplo, en la historia de la venganza, contamos como una niña de 15 años burlada, preparó y llevó a cabo una venganza 20 años después. Como lo dije antes, estas historias tenían que ser contadas…
¿Cuáles son los nombres y/o obras de los escritores colombianos que lo han influenciado tanto en la lectura como en el oficio de escritor?
Desde niños leímos y disfrutamos de las historias de nuestro Nobel. Recuerdo que cuando leí los «12 Cuentos Peregrinos», la historia titulada “Sólo vine a hablar por teléfono”, en donde una mujer llega a hacer una llamada a un manicomio y no la dejan volver a salir, me persiguió por días y recuerdo apartes como si la hubiera leído ayer. Se convirtió en costumbre diaria durante mi bachillerato que mi mamá me leyera mientras yo desayunaba. «La Bruja» de Germán Castro Caicedo fue uno de los primeros libros que ella me leyó mientras yo desayunaba arepa con chocolate en Armenia y me preparaba para ir al colegio. Daniel Samper Pizano y su «Postre de Notas» y más recientemente las «Lecciones de Histeria de Colombia» y «La Breve historia de este puto mundo», han sido fuente de relajación, carcajadas y disfrute para mí.
¿Qué significa para usted el realismo mágico?
Es una interpretación literaria del día a día de los colombianos. Cuando Gabriel García Márquez habla de una muchacha del pueblo que un día se fue para el cielo en cuerpo y alma, se basó en el caso de una niña de buena familia del pueblo que se fugó con un camionero y lo volvió un elemento literario. Tal vez en otras sociedades, un hecho similar se habría escondido o se habría contado de manera diferente, tal vez culpabilizando a la mujer, pero García Márquez nos lo contó como aparece en «Cien años de soledad».
¿Cree que la literatura colombiana es diferente a la de otros países? De ser afirmativa su respuesta, ¿en qué se diferencia?
Sí, la literatura de cada país, y Colombia no es la excepción, es el reflejo de la idiosincrasia de sus habitantes, así como de sus aconteceres históricos. Todos los colombianos, en mayor o menor grado, hemos sufrido la violencia económico-partidista primero y más adelante la violencia por el narcotráfico, la guerrilla y la delincuencia común y eso se refleja en nuestra literatura. Paradójicamente a pesar de los problemas, la gente colombiana es alegre y positiva, rasgos que necesariamente inspiran a escritores y artistas. La belleza de nuestros paisajes, la musicalidad de nuestra poesía hace que la literatura de nuestro país tenga notas de optimismo y fe en el futuro.
¿Qué ha aprendido durante este tiempo dedicado a la literatura?
Mucho, en primer lugar he aprendido que la tarea de un escritor es 1% de inspiración y 99% de trabajo. Como lector se disfruta de una historia y la manera como fue escrita, mientras que como escritor hay que crear un estilo propio, tomar decisiones acerca de quién cuenta la historia, cómo la cuenta, qué tantos detalles se develan al lector y cuáles se dejan a su imaginación. Aunque parezca un chiste, el escribir me ha llevado a observar con interés la forma y la estructura de las historias no tan solo a disfrutar de las historias como lo hacía antes.
¿Cuál es su mensaje como escritor colombiano?
No tengo un mensaje único. Quiero en mis obras tocar temas que me interesen desde el punto de vista de una mujer que ha vivido en dos países. Quiero dar voz a esas mujeres que vivieron en Colombia a finales del siglo XX y que no pudieron contar su historia. Quiero hablar abiertamente de temas que son vedados y que se han tapado para mantener incólumes unas costumbres y el machismo de otras épocas. Por ejemplo, en varios de mis relatos, hago alusión a leyes colombianas que estuvieron vigentes durante el siglo XX y cómo estas leyes afectaron a familias enteras.
¿Por qué considera que es valioso participar en el FILCOL de Miami?
Estos eventos hacen que se lleven ideas y productos literarios a un grupo mayor de personas y de esa manera se difundan ideas y maneras de ver el mundo, de personas educadas en un sistema educativo y de vida diferente al Estadounidense, no mejor ni peor, sino diferente. Esa diferencia es lo que hace que una sociedad crezca, se alimente y se beneficie de la diferencia. Los puntos de vista distintos a los nuestros, deben ser analizados y pueden constituir una fuente de riqueza para incorporar nuevas ideas y conocimientos a nuestra vida, o pueden ser una manera para simplemente conocer, comparar y reafirmarnos en nuestras ideas, pero siempre desde un punto de vista más informado.
Gloria Martínez es una de las autoras. Estudió Administración de Empresas en la Universidad Icesi de Cali e hizo un Master de Contaduría e Impuestos en la Florida State University en Tallahassee. Gloria es CPA y actualmente trabaja como contadora en la Ciudad de Sunrise FL. Sus influencias literarias son variadas y van desde Gabriel García Márquez a Lidia Cacho, pasando por Honorato de Balzac, Oscar Wilde, Jardiel Poncela, Mark Twain y Agatha Christie. Gloria practica yoga a diario y su libro de cabecera es “Change your thoughts – Change your life. Living the Wisdom of the Tao” del Dr. Wayne W. Dyer. En sus ratos libres escribe y pinta al óleo y acuarela.
Venancio Martínez. Es coautor de «Érase una vez un hombre enamorado». Estudió Agricultura y Comercio en Colombia, donde trabajó en el Banco Cafetero y la Cooperativa de Caficultores. Emigró a los Estados Unidos en los años 70s. Está divorciado y tiene un hijo. Como una de sus grandes pasiones es viajar, Venancio pasó su juventud dividida entre Estados Unidos y Colombia. La Agricultura es otra de sus grandes pasiones, por lo cual se puede decir que cumplió con el programa de vida: sembrar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Actualmente está retirado y vive en Miami. Divide su tiempo entre escribir, rezar, hacer ejercicio y compartir con sus hermanas.
Amanda P. Uribe. Es otra de las autoras. Estudió Ingeniería Industrial en la Universidad Nacional de Colombia en Manizales e hizo un Máster en Contraloría Financiera en la Pontificia Universidad Javeriana en Cali. Emigró a los Estados Unidos en el año 2000, está casada y es “Enrolled Agent”. Divide su tiempo entre preparación de impuestos, casos contables y sus tres grandes pasiones: la lectura, la investigación y la escritura. Es aficionada a las novelas históricas y de investigación siendo sus autores preferidos Agatha Christie, Maurice Druon y J.J. Benítez. La escritura la relaja y la hace cambiar de ambiente. En sus ratos libres le gusta ver películas y series de televisión.