Yolanda Arroyo Pizarro (Guaynabo, 1970). Es novelista, cuentista y ensayista puertorriqueña. Fue elegida una de las escritoras latinoamericanas más importantes menores de 39 años del Bogotá39 convocado por la UNESCO, el Hay Festival y la Secretaría de Cultura de Bogotá por motivo de celebrar a Bogotá como Capital Mundial del Libro 2007. Recibió el Residency Grant Award 2011 del National Hispanic Cultural Center en Nuevo México.
Es autora de las novelas: Los documentados, finalista Premio PEN Club 2006, y Caparazones (2010), publicada en en Puerto Rico y España. En el género de cuento ha publicado los siguientes libros: Avalancha (2011), Historias para morderte los labios, Finalista PEN Club 2010, y Ojos de Luna, obra que le mereció el Segundo Premio Nacional 2008 del Instituto de Literatura Puertorriqueña y el reconocimiento como Libro del Año 2007 Periódico El Nuevo Día. Es autora de los siguientes poemarios: Medialengua (2010), Perseidas (2011), Violetas (2013). En 1998 publicó Las negras, libro dedicado a la riqueza de su origen, del cual Gabriela Soyna, comentó: “Las mujeres negras tomaron partido en las miles de fugas individuales y grupales que se desataron en épocas esclavistas y subsiguientes, de este lado del orbe. Jugaron roles activos y protagónicos en la mayoría de las sediciones y revueltas celebradas, en pura manifestación de rebeldía. Cansadas como estaban de la institución de la esclavitud y todo tipo de otras restricciones a la libertad, transgredieron, infringieron y quebrantaron el orden”.
Imparte talleres de Escritura Creativa en San Juan ejerce la crónica cultural desde su blog Boreales (http://narrativadeyolanda.blogspot.com/).
Golpes de gracia (La Pereza Ediciones, 2016)
En los relatos que conforman Golpes de gracia, los personajes son seres marcados por traumas del pasado, a quienes los sigue atosigando un presente conflictivo; así como una realidad social incluso cruel, todo lo cual los conduce a traspasar los límites de esos principios morales trazados por un mundo que no da tregua. De este modo, los personajes de Arroyo Pizarro están también cargados de una notable dualidad, que los hace actuar de forma errática. Este zigzaguear es, sin dudas, el logro más importante de un volumen imprescindible dentro la narrativa contemporánea caribeña. Un crítico puede avizorar cierto neonaturalismo en estos cuentos, en los que no falta el lenguaje claro y a la vez magistral. Y es que, efectivamente, nos llegan estas historias como una detonación, como un fuerte golpe, como un tiro de gracia, aunque en este caso, cargados con el mejor de los sentidos que todas estas palabras llegan a tener.