Hace ya mucho tiempo que los rastros de la poeta de origen puertorriqueño escaparon de la isla del encanto, Puerto Rico. Su poesía recorre el mundo en congresos internacionales y festivales a los que es invitada y su nombre está siempre vigente en las redes sociales, donde un gran número de aficionados reclama sus próximas publicaciones. Este es el poder de la literatura cuando se convierte en alimento y se anida con ímpetu en los sentimientos de los lectores. Tal es el caso de la obra de Mairym Cruz Bernal. Es por esta razón, que la poeta, exponente de lo que se denomina poesía confesional, ha sido invitada al XII Encuentro Internacional de Escritoras a realizarse en Miami, del 11 al 15 de septiembre de 2016. En este marco, la Revista Poetas y Escritores Miami, comparte con los lectores algunos aspectos relevantes de su trabajo literario.
Si bien diríamos que tanto en la narrativa como en la poesía se percibe el sello personal de la vida del autor; es en este último género donde se destacan con increíble y sin par esplendor las dotes literarias de Mairym. Esta peculiaridad se registra ya en sus inicios, cuando escribía de joven adolescente y llenaba las libretas de pensamientos, sin saber qué era ser poeta y se fue a estudiar a New Orleans, en 1980, a sus escasos 16 años. “Mi modo de organizar mi caos y mi soledad, era escribiendo obsesivamente, llenando aquellas libretas. Luego una compañera puertorriqueña de apellido de la Luz, me dijo, “pero si tú escribes poesía, eres poeta. He ahí mis comienzos”, nos comparte.
¿Pero cómo logra este poder en su poética? Tal como ella misma ha sugerido en varias presentaciones y entrevistas, sólo debe ser la palabra: nada más. Este es su acto en solitario, la esfera de labor en la que se valida lo que una vez dijo el poeta y filósofo alemán, Schiller: “Y cuando el dolor ahoga en el hombre la palabra, un Dios le inspira a decir lo que sufre”.[1] La poeta, quien se declara lectora de mucha literatura escrita por mujeres, afirma que le interesan los códigos de las mujeres escritoras, poetas y narradoras, y que comenzó con lecturas de libros sagrados, sin creerlos sagrados; y agrega: “Yo diría que hay que leer 90% y escribir y reescribir ese otro 10%”. Premisa en la que insisten grandes escritores, entre ellos Borges, cuando señalaba que “Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído”.
Encontramos que la creación poética de Mairym no es accidental y que en ella se combinan muchos factores además de la vocación y la apreciación estética. Su esencia escalda en la clausura personal, se regenera en el diálogo de muchas Evas, en la introspección y el testimonio; derriba pensamientos, ausculta la intimidad de su corazón y llega firme a la conciencia del lector con reveladoras imágenes que evidencian su entendimiento de la psicología y la naturaleza humana. Y es que la obra en curso de Mairym Cruz Bernal está impregnada de características, relaciones y elementos de la poesía confesional, género que emergió en los Estados Unidos en el siglo XX, y que la sitúan como una de las representantes hispanas, al lado de figuras destacadas como Sylvia Plath, John Berryman, Anne Sexton, Robert Lowell y Allen Ginsberg, entre otros.
¿Sería atrevido de nuestra parte ubicar a una poeta hispana al lado de estos representantes de la poesía norteamericana? Admito que esta fue una de mis preguntas silenciosas a la hora de estudiar la obra de Cruz Bernal; pues al omitir su origen hispano, y en un principio céteris páribus, encuentro que su poética presenta esa correspondencia de elementos, enfoques y estilo que diferencian a la poesía confesional, encabezada por estos ilustres poetas que evolucionaron la poesía anglosajona. Sin embargo, preferí guardarme la pregunta más bien intuitiva, y dirigirla de forma genérica en términos de influencia literaria, en este caso Puerto Rico, país que por su situación política recibe la influencia académica y cultural de los Estados Unidos, comparado con el resto de los países hispanos. Dadas las condiciones actuales donde la tecnología juega un papel preponderante para “uniformar” al mundo, ¿Hay disparidad en cuanto a que un género literario se concentre en una región versus otras? ¿Por sus condiciones socio políticas, es la poesía de Puerto Rico vanguardista en relación a los demás países? En respuesta a estas inquietudes Mairym amplía el panorama y nos dice: “la poesía se apresura a ser ese modo tan brutal de pensarse humanidad… y esto no es único de un país. La poesía se derrama salvajemente por todos los países que he visitado”. Por lo que no podríamos hablar en esta época de un género literario que se queda fijo en el tiempo y el espacio, sino más bien de la influencia poética que sigue su expansión y evolución a pesar de la geografía y el idioma. Entonces no sorprende que Mairym, nacida en el seno de una familia hispana, graduada en psicología en el Sur de Estados Unidos y con una Maestría en Escritura Creativa en el Norte de Estados Unidos, con su impronta poética, contribuya desde la vanguardia a enriquecer el género de la poesía confesional desde el extremo hispano al que ha estado expuesta. No obstante, su obra escrita en inglés, también ha sido reseñada en diferentes medios, como el Boston Review donde Deborah Digges resalta la carencia de máscaras en su “mágica lírica”, como la denomina, y agrega: “Su autoridad vive en la divulgación, la pasión, la vulnerabilidad, la rebelión, vive en una insistencia extravagante en compañía de sus lectores, con el fin de hacer arte”.[2]
Aunque muchos poetas apuntemos hacia una producción literaria de vanguardia, habría que revisar muy bien si nuestra obra rompe el statu quo y sobrepasa los límites de lo tradicional, los dogmas y lo conocido. Para Mairym, “los vanguardistas, a diferencia del arte establecido, buscan romper con el canon. Son los locos buscadores de amor, el underground que no se somete y quiere hacer con el lenguaje o los colores algo nuevo, otro modo de decir, más ecléctico. Después están los raros, los malditos”. La poesía confesional rompe con los temas tabú de nuestra sociedad, especialmente en lo que aplica a la mujer; por ello, las poetas o poetizas, en especial, vuelcan en ella su espíritu con plena libertad de expresión y sin miedo a los prejuicios: plasman su YO poético en la escritura, revelan sus emociones, sus aprensiones y sus traumas. Por su parte los lectores, además de identificarse con la lírica, tienen licencia de convertirse en voyeristas, pues atestiguan los avatares de la vida del poeta y sus pensamientos sobre temas profundos como el amor y el desamor, la vida, la pasión y la muerte. En general, no se trata de una poesía desordenada o ligera; al contrario, es de delicada artesanía, pues el poeta confesional trata de plasmar su óptica, su visión y sus sentimientos, y en algunos casos hasta se mimetiza con lo que escribe, por lo que es vital para los poetas de este género el poder mantener elevados los principios de transparencia, fidelidad a su verdad, creación innovadora y estética.
¿Son estos los cánones de la poesía de vanguardia? Al explorar la visión de Mairym sobre hacia donde apunta el movimiento poético actual, la poeta nos dice que “la verdadera poesía anuncia y denuncia. Nuestro gran abuelo Whitman, hizo el ‘Canto a mí mismo’ y se nombró multitud. Una literatura abierta, descarada, sin reglas matemáticas sobre la página ni el verso. Acaso ahí es el ejercicio de la libertad. ¡Pero tantos tienen miedo a ser libres!”. Curiosamente, en su respuesta la poeta nos habla del miedo a la libertad y el derecho a ser libres, dos caras de la misma moneda que preocupan a la sociedad actual, pues está visto que la censura a la libre expresión es una forma de dominio que frena la creación y la innovación. El ser humano ha tenido que aprender que la libertad se lucha y se defiende y en este sentido, los escritores estamos llamados a ser Whitman y reclamar también la libertad de la palabra, para que la literatura siga su evolución.
Muchos escritores tienen un eje temático, una propuesta, que se reitera tanto a nivel poético como en la narrativa; en el caso de Mairym, quien ha publicado más de una decena de libros, y este año anuncia la publicación de otros cuatro, entre ellos Amanecida de dolores, poemas para mi madre, que escribió en las salas de emergencia mientras cuidaba a su madre que agonizaba, nos comenta que “cada libro es distinto, creo. No sé. El espejo se me hace borroso. He gritado. He sido una mujer desenfadada con el mundo, sin deseos de reconciliación. He amado. He desamado. Y luego de ese largo camino, ya no urge nada, no deseo nada. El poema ahora está libre de mí”. Y es que como ella lo afirma, después de ser confesado “El poema ahora está libre de mí”… y le queda al lector la libertad de perderse entre las páginas de sus libros para encontrar un significado, una fuerza distinta. En mi caso, confieso que busco a Mairym entre sus versos. En la medida en que me adentro en su obra, siento cómo se han ido desarticulando paradigmas y un impulso embriagante de creación me ha inspirado también a escribir; es como si se tratase del más orgánico de los vinos, que me obliga a bajar la guardia y a entregarme a la vitalidad de su poesía. En sus versos de mar, las olas son sal y espuma roja en las orillas. Y es que su poesía es una vertiente ansiosa que baja a las profundidades y se asoma a la superficie envuelta en imágenes sencillas y cargadas de significado. El lector advierte la lucha individual y la identidad de la poeta en una confesión reveladora. En su poética, la musa va a todas las esquinas y aunque pareciera que algunos temas priman en su esencia, nada es igual, pues la musa los recrea desde diferentes ángulos. Su obra es un cuerpo insurrecto que comunica y transmite desde el dolor de la carne y el espíritu, como si tuviera la potestad para cambiar de planos, en uno sufre y en el otro se observa. Es ella, la poeta, en una estética propia y humana, sin juzgamientos o protocolos, donde el verso es transparencia, un asomo frágil y rebelde que declara su verdad:
“Alfombra mágica / el escenario infinito de los conciertos / la vida me parece ahora / un teatro puesto en escena / gente vestida anhelando desnudez / sudor en la yema de los dedos / ya no me parece nada tan diferente / ni este país, ni el otro / ni el mío propio / mi pequeño paraíso / puedo aquí mismo / comenzar a tejer la alfombra / con la mitad del mundo /un lugar virgen sobre la piel entera de la Tierra / por donde todos caminemos”.
(En Bahía, Ecuador, 9 de agosto de 2007)
Saliéndonos del contexto geográfico, específicamente del lugar en el que se gestó la poesía confesional, y con ánimo de enfocarnos en los elementos diferenciadores del universo Mairym, presento a continuación algunos fragmentos de poemas, en los que podemos apreciar la luz creadora de cada autor y distinguir entre ellos a Mairym Cruz Bernal, en torno a un elemento común: la luna.
La luna de avatares en Borges (1899-1986) se proyecta en esta frase: “Hay tanta soledad en ese oro./ La luna de las noches no es la luna/ que vio el primer Adán. Los largos siglos/ de la vigilia humana la han colmado/ de antiguo llanto. Mírala. Es tu espejo”.
“Límite” de Sylvia Plath (1932-1963) nos brinda una luna estática, acomodada en su órbita milenaria, como sugiere este fragmento: “La luna no tiene por qué entristecerse,/ mirando con fijeza desde su capucha de hueso./ Está acostumbrada a este tipo de cosas./ Sus negros crepitan y se arrastran. (Poema escrito el día 5 de febrero de 1963).
Mairym Cruz Bernal (1963) nos pone en contacto con una luna cómplice en las intimidades de la poeta. Regresamos a los elementos en su poesía, esta vez en su libro Cielopájaro Nuestro. Aquí la mujer que se inspira y escribe sus inquietudes, se ubica frente a la imagen que interpela, y de alguna manera se confiesa, comparte su voz, su rostro y su deseo. En momentos preñados de peculiar lirismo, se establecen nuevas relaciones y las condensa en su mundo cotidiano. La voz de la poeta habla con los objetos, envuelve a los seres imaginarios y reales que conforman su entorno y como si la poesía fuera arcilla, modela su escenario. Ella, su luna, tan vital, personificada y tentadora como su Yo poético, recrea el diálogo antiguo entre el hombre y su comunión con el universo:
Mi casa mira fija la luna/ la traga para sí/ adentro, ella parece rodar / como una pelota blanca / que alguna vez victorino / hizo rodar por el parquet / su luz siempre me sorprende / trágame le digo a media voz / porque ella lleva mi cuerpo por su boca / se abre para mí como una herida / algunas veces ella me visita a carcajadas / como alguna vez mariana riera / tirada en el parquet / niña feliz/ enmarcando una oda a sus hoyuelos / esa fue la luna más feliz de aquellos tiempos / en los bares donde estudié la universidad de la vida / siempre dije que era astronauta y que era rusa / para evitar el you don’t look puerto rican / and what does a puerto rican look like/ esa discusión una y otra vez se esfumaba / cuando finalmente me convertí / en astronauta rusa.
Ahora la luna baja a mi casa/ me deslumbra/ me gradúa de astronauta/ se hace herida otra vez/ me traga para sí/ bórrame le digo a media voz/ pero ya ella me hizo puerta/ me convirtió en palabra/ hizo de mí un discurso/ me acaricia/ saca de su boca un mechón de mis cabellos/ los riega sobre las aguas/ nace una isla/ y con la misma boca que me hice rusa/ digo patria / con mi vientre de dos lunas/ invoco hijo/ primer disparo/ trágame luna/ a media voz/ imploro/ nace la hija/ mi guerrilla/ mi revolución/ al aire/ como tu arena blanca, luna/ porque cuando digo cielo/ cuando digo patria/ cuando digo hijo hija hermano/ ahí en el instante en que te nombro, luna/ y bajas hacia la tierra, a mi casa/ con tu anillo más brillante/ soy astronauta/ perdón, quise decir poeta.
(Astronauta Rusa – Cielopájaro Nuestro, Senderos Editores)
Y como se trata de poesía confesional, siento que debo sincerarme y decir que después de haber leído varios de sus poemas, me resulta difícil hacer una selección para esta reseña pues cuando aprecias la obra de Mairym en su conjunto y percibes la evolución que ha ido alcanzando, se siente hasta pecaminoso saltarse fragmentos o extraer unos versos. Sus poemas no son notas sueltas sino más bien una sinfonía que fluye como la sangre en un cuerpo. Sangre que adopta formas, colores y ardores sin ocultar la delicadeza de su naturaleza femenina, elementos que quizás influyen en que su obra sea leída por igual, por hombres y mujeres, pero especula la poeta, que quizás su mayor audiencia es el público femenino, lo que sería plausible. Y hablando de mujeres, en especial de quienes profesamos el oficio literario, le pregunté a la poeta si se ha sentido discriminada como mujer y me indicó que sí, “Pero no lo asumo ni me acomplejo. En la intimidad soy callada. Pero en el escenario que inventan los hombres, otro me crece muy adentro y ese otro en mí no puede ser silenciado. El poeta no es ni hombre ni mujer. El poeta que me habita me tomó desde muy temprano en mi vida. Es una posesión, a veces también una maldición”. Argumento que vale la pena resaltar en lo que se refiere a la igualdad de géneros, dada la discriminación histórica que ha sufrido la mujer especialmente en el arte y que aún sigue vigente en muchos ámbitos de la sociedad.
Uno de los poemas que no quisiera omitir en esta breve reseña se titula “Cielopájaro”. Encuentro en esta pieza la riqueza de su estilo, el diálogo de la lírica traspasando los conceptos, la metáfora en su juego de crear nuevos entendimientos a través de las imágenes y el toque personal de rebeldía y pasión, sello personal que la poeta suelta en escena y es recurrente en su producción literaria:
“El sol hace su nido azul en el cielo/ tanta belleza duele/ las nubes se acumulan/ mitad cielo de espuma/ mitad pájaro/ no termina el sol de descender/ Cielopájaro se duele conmigo/ parece extrañamente quieto/ como si el mismísimo universo gritara que te espera/ mi corazón se ha detenido/ mis manos no parecen pegadas a mi cuerpo/ me tocan obscenamente/ todo cielo es oro fulminante/ oro como una oración que implora/ juro que lo estoy viendo/ oro azul/ espuma que traga/ gran boca que se abre al horizonte/ desciende el sol/ asciendo a los infiernos/ el fuego no puede quemar todo lo que de fuego tengo/ escucha tras el huevo este gran grito/ rojo ahora está rojo el firmamento/ la laguna adquiere sus tonos violentos/ estoy más sola con la belleza de la Tierra/ el sol ensangrentado/ su caída se lleva mi penúltimo suspiro/ cuántas caídas más podré vivir/ el rojo disuelve mi visión de aguas/ lo traga el mar/ el mar todo lo traga/ menos tu nombre/ tu nombre es mi camino/ comienza la oscuridad/ aquello ha descendido/ hemos muerto otra vez/ para qué quiero mi manos/ me duele un hombre en todo el cuerpo”.
Pero no se trata sólo de ella, pues deja ese espacio sutil donde el lector respira, se ve a sí mismo y advierte el camino: se hunde con ella entre cielos y abismos, siente el dolor anidado en sus magulladuras de la infancia o de su madurez; o cierra los ojos en sus noches y duerme su órbita hasta llegar al sueño donde reposa la ilusión, el ansia o el abandono del otro ser, su complemento. El poema que mimetiza y que unifica al poeta y al lector-poeta en un segundo.
En poemas como este, la poeta fluye en lo opuesto y en lo análogo, ella tiene el poder para acortar distancias, desafiar el pecado y la pureza. Desata los extremos y va desde lo conocido a esa necesidad primaria que acompaña al hombre desde sus orígenes, cuando a través del mito se conecta con los elementos circundantes para darle sentido a su existencia. Es la fibra de dolor en la divinidad, la que produce este encuentro multidimensional donde los sustantivos se exponen a nuevos adjetivos y el verbo se altera de su lugar preconcebido, para crear poesía en movimiento. La poeta florece en su dolor, vértice brujo, memoria de la herida, su angustia emerge en una revolución de nuevas interpretaciones y sentidos que reflejan la complejidad emocional de los seres humanos, la cual logra transmitir desde la luz de su intimidad.
Antes de finalizar esta reseña y extender una invitación a nuestros lectores para que conozcan la obra de Mairym y elaboren sus propias conclusiones, es importante resaltar que una de las características principales de la obra de esta poeta, es que sus poemas traducen los sentimientos y las pasiones que llevamos dentro, porque ella ha permitido que fluyan con fuerza en la palabra descifrada en su interior. En su poética, el latido se hace volcán y del fuego emerge una visión o un pensamiento que construye un verso inesperado: la poderosa imagen. El diálogo polifónico del poeta con el universo que lleva dentro y que habla con el otro universo, en el que le concede el derecho a liberarse de los prejuicios y los dogmas para que goce su existencia. Es por eso que cuando le preguntamos sobre la poesía de vanguardia, la poeta insiste en la relevancia de la libertad, sin duda una de las columnas de su vuelo poético. Mairym Cruz Bernal se ha redimido del control y los tabúes, ha soltado las riendas para dorarse al sol en las cálidas arenas de la poesía y entrar plena a la belleza en la que se mimetiza con su obra, para luego declararla en su propia voz, la del YO y la de la multitud, la del dolor y la salvación:
(Poema inédito, cortesía de Mairym para nuestros lectores)
Las Palomas
Se ha cerrado mi cuerpo y tengo miedo
hoy caminé buscando un hombre
fui a la ciudad vieja en traje de escote
cuando pasé, una mujer se colocaba un prendedor
un hombre de sombrero panamá miró al cielo
dos niños siguieron jugando
subí la cuesta de la calle angosta
entré por un callejón maloliente
como una puta buscaba
nadie me vio, nadie
supo que estaba viva porque a mi paso
se elevaron las palomas
*
Se ha cerrado mi cuerpo y tengo miedo
una especie de remolino se acumula en el pecho
el cuerpo, esa metáfora orgánica de tierra húmeda
los gusanos se preparan, los siento retorcerse con mi hambre
confundo el deseo entre mis piernas con el hambre de estar viva
y tengo miedo de esas muertes
Los poetas tenemos demasiadas hambres metidas hacia adentro
tu hambre y la mía, el hambre del aire y de Dios
Se ha cerrado mi cuerpo de escorpión
soy un duro caparazón
estoy harta del mundo, de mí y de los hombres
caminé demasiado buscando
nadie, nadie en la calle me miró.
*
Nadie me vio, nadie
supo que estaba viva
porque a mi paso
aplaudieron las palomas
Mairym Cruz-Bernal, Poeta, columnista y ensayista puertorriqueña (1963). Presidió el PEN-Puerto Rico (2008-2012). Dirigió el Grupo Puertas: Movimiento artístico-literario de fin de siglo XX. Presidió el V Encuentro Internacional de Escritoras en Puerto Rico en el 2003 donde más de 300 escritoras firmaron un manifiesto por la paz. Posee una maestría en Escritura Creativa, Vermont College, Norwich University (1994). Sus poemas han sido traducidos al macedonio, árabe, croata, eslovenio, italiano, portugués, inglés, alemán, francés, polaco y mandarín. Es miembro honorario del Círculo de Escritores de Venezuela. Sostiene alianzas de amistad con la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), la Sociedad de Escritores de Chile (SECH) y es Integrante del Congreso Internacional de Poetas del Caribe: Unidos por la paz (Barranquilla, Colombia). Mairym Cruz-Bernal vive en San Juan, Puerto Rico.
Publicaciones:
Cielopájaro nuestro, Senderos Editores, Bogotá, 2012.
Ejército de rosas, (compiladora) antología de 57 poetas puertorriqueñas vivas, Boreales, San Juan, 2011.
Ese lugar bajo mi lámpara, edición enumerada y firmada por la autora, San Juan, 2010.
Canción de una mujer cualquiera, Diosa Blanca, Caracas, 2008; edición virtual Letra & Pixel, 2009.
Ensayo sobre las cosas simples, Común Presencia, Col. Los Conjurados, Bogotá, 2006
Alas de Islas, Oveja Negra, Bogotá, 2003
Querida amiga, querido amigo, co-autora con el cantante Danny Rivera, Isla Negra Editores, San Juan, 1999.
Encajes negros, Casa del Poeta Peruano, Lima, 1999.
Ojo de loba, Plaquette, Casa del Poeta Peruano, Lima, 1998.
Soy dos mujeres en silencio que te miran, Torremozas, Madrid, 1998.
Cuando él es adiós, La Editorial Universidad de Puerto Rico, San Juan, 1997.
On Her Face the Light of La Luna, Provincetown Arts Press, Provincetown, 1997.
Ballad of TheBlood/Balada de la sangre, ediciٞón y traducción al inglés de la poesía de la cubana María Elena Cruz Varela, EccoPress-HarperCollins, Nueva York, 1995.
Poemas para no morir, Mairena, San Juan, 1995.
[1] Revista contemporánea, Volume 18 – Noviembre, Diciembre 1878, Madrid. Harvard College, Enero 12, 1912.
[2] http://bostonreview.net/archives/BR20.1/digges.html – Poet’s Sampler: Mairym Cruz-Bernal.